La ACT desde su carácter contextual plantea un análisis de las funciones de los problemas psicológicos, concibe que la inefectividad conductual se origina en la historia personal de cada individuo y aparece representada por la poca flexibilidad psicológica, la cual es un conjunto de acciones sin dirección valiosa, acciones directamente bajo control de la única función presente, la que emana del pensamiento/emoción que está en cada momento. Tiene como objetivo terapéutico alterar las funciones de esos eventos privados en lugar de cambiar su frecuencia o contenidos, promoviendo la flexibilidad psicológica, definida como la habilidad de vivir el momento presente sin tratar de evitar los eventos privados (pensamientos, sentimientos), sino estando en contacto con ellos y poder elegir si actuar de acuerdo a sus valores o siguiendo la función que traen dichos eventos privados. (Molina Moreno, 2019).
La ACT, nació del conductismo radical en 1990, en principio surgió como una alternativa al trabajo psicoterapéutico con pacientes de consultas externas, los cuales presentaban problemas emocionales y donde el terapeuta no tiene un control directo sobre el ambiente donde vivían. (Kohlenberg, 2004). Esta terapia se basa en evidencias para el tratamiento del estrés postraumático, porque se caracteriza por trabajar sobre los procesos psicológicos que provocan y mantienen la sintomatología, independientemente de su causa o representaciones topográficas de la sintomatología. (Vargas Libenson, 2017).
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), a día de hoy, se considera como una de las terapias más representativas de las terapias de tercera generación que nacieron de la Terapia cognitivo conductual (Ruiz, 2010). La ACT se puede considerar como un modelo de psicología de intervención filosóficamente arraigada en el contextualismo funcional teóricamente enraizados en la teoría del marco relacional. (Ruiz, 2010).
La ACT tiene sus raíces en el enfoque conductismo radical, el cual empleaba técnicas de tratamiento basadas en la aceptación. Con el tiempo surgieron desde esta misma línea psicoterapias que se basan en la aceptación, como es el caso de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) de Hayes y Wilson o la Analítico funcional (F.A.P.) de Kohlenberg y Tsai. La ACT no pretende reducir la frecuencia ni la intensidad de las respuestas emocionales, su objetivo es tratar la evitación emocional, como una respuesta excesiva a los contenidos cognitivos y emocionales, y tratar también la falta de habilidad para hacer-tomar compromisos para cambiar la propia conducta. (Ferro García, 2014).
La ACT (Hayes et al., 1999) es una terapia con una teoría específica, la Teoría del Marco Relacional, la cual recoge la filosofía y conocimientos del análisis experimental y aplicado del comportamiento, y de los diferentes tipos de afrontamiento y efectos paradójicos. (Luciano Sonsoles, 2006).
La ACT no trata alterar la función de los pensamientos, emociones y recuerdos, sino que trata de generar flexibilidad en la regulación del comportamiento. Intenta generar las condiciones para que el paciente aprecie la paradoja de su comportamiento y busca potenciar interacciones clínicas que permitan al paciente tomar conciencia plena, abierta, del flujo de los eventos privados, para que haga un uso valioso de ellos. Por otro lado, la ACT utiliza las paradojas, las metáforas y los ejercicios de exposición de conciencia plena en el aquí y el ahora, la clave es aceptar los eventos privados porque esa aceptación está al servicio de la actuación impregnada de valores personales. (Luciano Sonsoles, 2006).
La ACT asume el sufrimiento como parte normal de la condición humana, y que es resultado de procesos evolutivos que han ayudado al ser humano a sobrevivir para transformar el mundo en el que vive, por lo que recordar los acontecimientos traumáticos vividos, preocuparse por la recurrencia de estos recuerdos, evitar exponerse a situaciones que hagan rememorar la desgracia experimentada o ver amenazada la propia identidad tras el acontecimiento son procesos normales en la vida de una persona. (Salina Libenson, 2006)
La ACT aporta a la Psicología Clínica una filosofía de vida, una perspectiva cultural sobre la que entender y tratar los trastornos psicológicos, y una alternativa psicopatológica para tratar diversos trastornos psicológicos, ya que tiene un poder heurístico. Por otro lado, resulta una nueva alternativa porque hace un análisis no sintomático de los problemas psicológicos funcionales e introduce una forma conductual de analizar las emociones, sentimientos, recuerdos y pensamientos de las personas que presentan problemas cognitivos. (Kohlenberg et al. 2004).
Este tipo de terapia tiene la intención de generar posibilidades extensa y flexible de acciones, con la intención de avanzar hacia metas u objetivos personales y valiosas, y no por la presencia o ausencia de ciertos estados cognitivos y emocionales valorados como negativos, como es el dolor, ansiedad, tristeza, miedo, etc. Por lo que la ACT sostiene que el temor a la muerte, el miedo a la recidiva o la culpa, no son en sí mismos síntomas incapacitantes, sino que lo que termina incapacitando o limitando la vida es la actuación fusionada a los significados literales de los dichos pensamientos. (Luciano Sonsoles, 2006).
En cuanto a las bases experimentales de la ACT, se sostiene por los estudios sobre relaciones de equivalencia, la Teoría del Marco Relacional (Hayes et al., 2001), fundamenta la forma en que se relacionan los diferentes conceptos, palabras y recuerdos del individuo con los problemas, y por los estudios sobre conductas gobernadas por reglas verbales, es decir, fundamenta la forma de abordar la psicoterapia, sin instrucciones directas, donde el terapeuta sólo ayuda a evidenciar las propias reglas del paciente (Kohlenberg et al. 2004).
La ACT utiliza estrategias como son las metáforas, las cuales se convierten en un instrumento muy útil por la facilidad el recuerdo de la persona, y le permite participar en el proceso de creación de estas. Las metáforas no permiten disminuir la eficacia del seguimiento de reglas mediadas por otros. También utiliza ejercicios experienciales, con los cuales se pretende que la persona contacte con pensamientos, sentimientos, sensaciones, recuerdos que suele evitar. Otra estrategia utilizada son las paradojas, las cuales se plantean como contradicciones entre lo que decimos y la conducta no controlable verbalmente. (Marín Romero, 2006).
La ACT, tiene como principal objetivo romper la rigidez del patrón de evitación destructivo, la excesiva y desadaptativa regulación de procesos verbales, intenta hacer ver a la persona que no hay que sentirse bien de inmediato y evitar el dolor como fundamental para poder vivir, intenta clarificar los valores para poder actuar en la dirección más correcta, aceptando con plena conciencia los eventos privados que surjan, y practicar la aceptación cuanto antes y tantas veces como sea posible, lo cual implica aprender a caer y a levantarse, a elegir nuevamente actuar hacia valores con los eventos privados que sobrevengan por la recaída. (Luciano Sonsoles, 2006).